La participación de la familia en la escuela virtual

Kelly Arévalo | Toronto, Canadá.

En muchos de nuestros países de origen suena todavía fuerte aquel buen consejo de los abuelos de que la educación comienza en casa. Es una expresión que resulta ahora muy útil como punto de partida para adaptarnos mejor y poder ayudar de una manera más productiva a nuestros hijos que reciben sus clases en la casa desde la escuela virtual.

Durante la primera ola de la pandemia las autoridades de educación de Ontario ofrecieron dos opciones para continuar con el año escolar: remote learning y face-to-face learning.

En mi caso opté para mi hijo de kínder la escuela presencial, es decir, el formato face-to-face, que implicó seguir todas las medidas biosanitarias y los protocolos de distanciamiento social.

Fue una experiencia compleja, llena de incertidumbre y temores, que me hacía, igual que a muchos otros padres, preguntarme cada día si valía la pena tomar esos riesgos para dar la oportunidad a mi hijo de poder compartir, jugar con sus compañeritos y tener un poco de normalidad en su etapa infantil ante todas las dificultades y preocupaciones de vivir bajo la permanente amenaza del COVID-19.

Luego se nos vino encima la segunda ola de la pandemia, el confinamiento domiciliario y las medidas más drásticas impuestas por las autoridades de salud para contener y reducir los niveles de contagio en la comunidad. Iniciamos esta etapa con la frase Quédate en Casa y el lockdown. Las escuelas públicas cerraron y mandaron a todos los estudiantes a aprender desde la casa, en línea, a conectarse a la escuela virtual, una modalidad nueva para la mayoría, incluso para muchos maestros, y que demandaría una buena cuota de participación de la familia.

Para los estudiantes en grados superiores la educación en línea tiene desafíos y dinámicas muy particulares, he conocido algunas experiencias de aprendizaje que me han contado amigas con hijos adolescentes y me ha quedado claro que, igual con los alumnos de kínder, es fundamental el acompañamiento físico y emocional de la madre, del padre, de los cuidadores, de la familia.

Ese acompañamiento en la casa tiene que generar un ambiente de respetocomprensión y apoyo. También debe fomentar en los hijos la autoestima y la creatividad. Estos elementos contribuyen a disminuir en los estudiantes los niveles de estrés, aburrimiento y pesimismo que se pueden presentar por vivir en tiempos de pandemia.

La implementación obligatoria de la escuela virtual ha sido un proceso acelerado en el que todos estamos aprendiendo, y que también nos abre posibilidades que no tuvimos en los tiempos pre-pandemia de participar más activamente en la educación de nuestros hijos.

En pocas semanas de remote learning he tenido mayor comunicación con la profesora de kínder de mi hijo que la que tuve durante todo un año, también he tenido la dicha de estar presente y ayudarlo en sus clases, verlo interactuar en-línea con sus maestras y amigos.

Sabemos que la escuela virtual seguirá su propio desarrollo, no escaparemos a los recurrentes altos y bajos que nos produce, sin embargo, contamos todos con una poderosa fuerza interior de adaptación y resiliencia.

Ese acompañamiento en la casa tiene que generar un ambiente de respetocomprensión y apoyo. También debe fomentar en los hijos la autoestima y la creatividad.

La UNICEF, en un documento regional titulado el reto de la educación virtual, plantea que a pesar de las dificultades, los estudiantes están adquiriendo autonomía y responsabilidad en los logros de aprendizaje. “El tema digital es de rápido aprendizaje para los alumnos, esta modalidad de educación demuestra las potencialidades y la capacidad creativa de los estudiantes, algo que antes no habíamos visto”.

El viejo consejo de que la educación comienza en casa retoma ahora un mayor significado.

No dejemos pasar la oportunidad que ahora tenemos de establecer y mantener una buena comunicación con los maestros, hagámosles saber a los docentes no solo lo académico sino también lo relacionado con los sentimientos y las emociones que causa en los hogares la escuela virtual. Ellos pueden también indicarnos dónde encontrar recursos de apoyo y ayuda profesional si es necesario.

Felicito iniciativas comunitarias como la del FCJ Refugee Centre de Toronto, que ha comenzado a ofrecer apoyo a los estudiantes, en español, en tareas de matemáticas, clases de inglés y actividades recreativas para los pequeños. Pueden llamar para mayor información al teléfono 416 – 469 9754 (extensión 232).

Caminemos estos tiempos difíciles reconociendo que hay hogares que guardan luto y dolor por la pandemia, extendamos a esas familias nuestro aprecio y humanidad.

Cuidemos la salud emocional de nuestras hijas e hijos. Dediquemos tiempo de calidad a crear juntos espacios donde puedan expresarse, crear, conversar, leer, jugar en familia, dibujar, escribir, sentirnos bien.

Celebremos cada día con mucha pasión el regalo de la vida.

*Kelly Arévalo, Abogada en El Salvador, con maestría en Derecho Internacional de Empresas y Máster Ejecutivo en Big Data. Ex Cónsul General de El Salvador en Toronto.

http://www.revistasersv.com

Artículo publicado en el periódico El Centro News, 5 de Febrero 2021, Toronto, Canadá.


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