Una Sola Voz 

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Kelly Arévalo

Toronto, Canadá

“La igualdad de género no es un tema solo de las mujeres, es el camino para nuestra supervivencia”, afirma categóricamente las Naciones Unidas, en el Día Internacional de la Mujer, la cual conmemora este año bajo el lema «Igualdad de género hoy para un mañana sostenible».

Cada 8 de marzo la Organización de las Naciones Unidas (ONU) conmemora el Día Internacional de la Mujer, es una fecha para reconocer el rol que jugamos las mujeres en la sociedad, celebrar los avances que se han logrado gracias a la lucha constante e incansable, para defender los derechos de las mujeres, y garantizar que todas las mujeres y las niñas alcancen su pleno potencial.

Ahora que iniciamos la reapertura de la ciudad y la recuperación pospandemia del COVID-19, tenemos que exigir y contribuir a construir en la familia, en las comunidades, a nivel nacional y global, modelos de convivencia y desarrollo que señalen y eliminen las desigualdades de género, que empoderen a la gente, y que busquen soluciones a la crisis climática.

La historia nos ha demostrado, una y otra vez, que las mujeres tenemos que alzarnos en una sola voz para eliminar y cortar de raíz los estereotipos y la violencia de género, que tanto daño nos causan, y que ocultan el verdadero rol que jugamos las mujeres en la familia, la comunidad y en la sociedad.

Existen tantas desigualdades que las mujeres enfrentamos, por ejemplo, el no reconocimiento al tiempo y trabajo que dedicamos al cuido de la familia y las tareas del hogar, las diferencias en los salarios, la exclusión de participar en los espacios de toma de decisiones, a nivel privado y público, las barreras para una plena participación política.

En Canadá, con la pandemia del COVID-19 se perdieron cientos de miles de puestos de trabajo, impactando negativamente sectores económicos y productivos en donde se desempeñan muchas mujeres. Chrystia Freeland, Ministra de Finanzas de Canadá, ha explicado que el cierre de las escuelas y guarderías durante la pandemia, llevó a que la participación de las mujeres en la fuerza laboral llegara a su punto más bajo de las últimas dos décadas.

La pandemia puso al descubierto injusticias y desigualdades históricas, como el difícil acceso y los altos costos de guarderías, sobre este tema, es muy buena noticia el anuncio del actual gobierno liberal de Canadá, de acelerar la creación de un Sistema Nacional de Educación Temprana y Cuidado de la Infancia, cómo infraestructura social y política económica estratégica del plan de recuperación Covid-19.

El trabajo, la creatividad y la fortaleza de las mujeres han sido  piezas claves para soportar y superar, como sociedad, los peores embates de la pandemia, y es por ello que para construir soluciones verdaderas, en esta etapa de recuperación, es indispensable la participación activa de las mujeres, en la toma de decisiones, identificación de prioridades, desarrollo de programas y distribución de recursos.

A nivel global, Naciones Unidas, en el marco del Día Internacional de la Mujer 2022, nos convoca a unirnos para hacer cumplir nuestros derechos, y para “exigir reformas políticas y sociales que prioricen la igualdad de género y la sostenibilidad en los objetivos de progreso”. Para ello, ONU Mujeres, llama a retomar las siguientes acciones:

Apoyar el liderazgo de las mujeres

Las mujeres tienen más en cuenta a sus familias y comunidades en los procesos de toma de decisiones, lo que es crucial para crear las soluciones integrales que contribuyen a la adopción de medidas climáticas efectivas.

Invertir en el trabajo de cuidados

La economía mundial depende del trabajo de cuidados no remunerado o mal remunerado que realizan, sobre todo, las mujeres. Sin embargo, a pesar de su carácter esencial, este trabajo no es valorado como es debido. Al contrario, el trabajo de cuidados (al igual que el medio ambiente) se considera un producto ilimitado que puede utilizarse sin que esto acarree ningún costo o consecuencia.

Proteger la salud de las mujeres

Financiar las organizaciones de mujeres

Las organizaciones sólidas de la sociedad civil son un sector importante para contrarrestar el poder de los actores empresariales y estatales.

Empoderar a las pequeñas agricultoras

En las últimas décadas, el 55 % de las mejoras en el área de la seguridad alimentaria de los países en desarrollo estuvieron impulsadas por programas que fomentan el empoderamiento de las mujeres.

Llegar hasta donde estamos ha sido posible gracias a muchas mujeres que han ofrendado su vida. Han sido miles y miles de mujeres invisibilizadas en el devenir de nuestra historia, que han dado aportes importantes a la sociedad, y que fueron discriminadas y privadas de reconocimiento.

Que este Día Internacional de la Mujer sirva para rendir homenaje, y darles el lugar que merecen todas esas mujeres que con su lucha conquistaron los derechos que ahora gozamos, y para reconocer el trabajo que las mujeres continuamos avanzando, con valentía y dignidad.

*Kelly Arévalo, Abogada en El Salvador, con maestría en Derecho Internacional de Empresas y Máster Ejecutivo en Big Data. Ex Cónsul General de El Salvador en Toronto. Fundadora de www.revistasersv.com

Artículo publicado en el El Centro Newspaper de Toronto, Canadá. 11 de Marzo de 2022.

2022: Navegar seguro en familia y en comunidad

Photo by Spencer Watson

Kelly Arévalo

Toronto, Canadá

Cuando inició la pandemia del COVID-19 nunca nos imaginamos que esta situación iba a durar tanto, y a causar tanta incertidumbre y sufrimiento.

En un primer momento, luego de dos terribles olas de contagios comenzamos a hablar y a imaginarnos que pronto llegaríamos a la postpandemia, a la “nueva” realidad. Sin embargo, dos años después, iniciamos el 2022 en Ontario con altísimos números de contagios, con estrictas medidas de emergencia reactivadas, incluyendo la suspensión de clases en persona, y el regreso a la educación en línea para los cerca de dos millones de estudiantes de las escuelas públicas de la provincia.

La situación que ahora enfrentamos es muy diferente a la que vivimos al inicio de la pandemia. Hay una acumulación valiosa de experiencias, aprendizajes y conocimientos, incluyendo importantes avances científicos, que ayudan a tomar mejores decisiones, y a movilizar energías y recursos de una forma más justa y eficiente, para no dejar a nadie en el desamparo, protegiendo la dignidad humana y su entorno natural.

Pero, ¿Lo estamos haciendo? ¿Aprendimos en estos dos años de pandemia a valorar y a dedicarle tiempo a lo que es verdaderamente importante en nuestras vidas? ¿Están los países tomando las decisiones más acertadas?

El Papa Francisco, en su libro La Vida Después de la Pandemia, escribe: “Al igual que los discípulos del Evangelio, nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente. En esta barca, estamos todos.”

La figura que usa el Papa Francisco, de navegar en esa barca que se enfrenta a una tormenta inesperada y furiosa, es la mejor representación que podemos encontrar de lo que han significado estos tiempos de pandemia.

En la vida nos toca enfrentar todo tipo de situaciones, aprendemos a navegar en mares mansos, pero también a enfrentar tempestades y todo tipo de adversidades. Lo importante es saber mantener o retomar el rumbo, no detenernos, no perder de vista el horizonte, y la mejor manera de lograrlo es apoyándonos unos a otros, forjando respeto y colaboración, manteniendo la serenidad y la esperanza. La vida nos ha enseñado que en este agitado navegar los mejores compañeros de viaje son la familia y la comunidad; y las mejores provisiones para este viaje son la amistad, el amor y la solidaridad. Estos elementos son los que nos ayudan a seguir adelante, a no naufragar.

Recientemente tuve una experiencia familiar aleccionadora, pero sobre todo de esperanza. En vísperas de la navidad, mi hijo de seis años tuvo un fuerte episodio de asma bronquial. La emoción de la llegada del 24 de diciembre, y de tener todo listo para preparar la cena navideña se fue apagando en nuestro hogar al ver que la situación de nuestro hijo se estaba complicando, su temperatura estaba normal, pero él comenzó a quejarse más del dolor de pecho y que se sentía cansado. De ese momento en adelante todo fue una angustia, verlo respirar con gran dificultad y llorar de preocupación fue suficiente para que la mente comenzara a sacar conclusiones, y a pensar en las complicaciones de un caso más de COVID. Lo llevamos de emergencia al hospital en la madrugada, y allí recibimos el día de navidad.

Las enfermeras y el doctor de turno trataron muy bien a mi hijo, le dieron el tratamiento de emergencia y lo mantuvieron en observación hasta que comenzó a superar la crisis respiratoria. En el hospital, aunque no estaba muy ocupado, se sentía el ambiente de máxima alerta con todos los protocolos de pandemia activados; y aun así, me llamó la atención ver a las enfermeras trabajar con mucha serenidad, pude observar el buen trato, incluso escuchar sus palabras de apoyo muy sinceras y amables para los pacientes que los agarró la navidad en la sala de emergencia. Admiro y agradezco su trabajo y dedicación, su virtud de transmitir tranquilidad y calma. Fue el mejor regalo de navidad para nuestra familia, complementado por la buena noticia que mi hijo había salido negativo en la prueba del COVID.

A esas enfermeras, a los equipos médicos, a todos los voluntarios y equipos de salud que han estado junto a las comunidades durante esta pandemia todo mi aprecio y gratitud.

La vida nos recuerda a cada momento, qué es lo verdaderamente importante en este navegar que todos vamos, en cada experiencia se nos muestra la bondad, la vocación y el compromiso de servicio que existen en nuestras comunidades, nos enseña que hay muchas personas, la mayoría, dispuestas a hacer el bien, a derrotar la indiferencia, a practicar el ayudar al prójimo y ser solidario con el otro.

Que este 2022 sea para valorar y fortalecer cada día esos dos grandes tesoros que todos tenemos, la familia y la comunidad.

*Kelly Arévalo, Abogada en El Salvador, con maestría en Derecho Internacional de Empresas y Máster Ejecutivo en Big Data. Ex Cónsul General de El Salvador en Toronto. Fundadora de www.revistasersv.com

Descargar libro PDF: «La Vida Después de la Pandemia», Papa Francisco.

Artículo publicado en el El Centro Newspaper de Toronto, Canadá. 14 de Enero de 2022.

2022: Recuperación postpandemia con rostro de mujer

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Kelly Arévalo

Toronto, Canadá

Recibimos un nuevo año con el optimismo y esperanza que nos caracterizan a los latinoamericanos, llegamos al 2022 llevando en nuestros corazones y en nuestros hombros una tremenda carga física y emocional luego de haber vivido otro año en pandemia.

Hay que llenar nuestras mentes de pensamientos positivos, y deshacernos de aquellas ideas que bloquean nuestra creatividad, crecimiento personal y bienestar emocional.

Me inspira ver a nuestras mujeres emprendedoras, solidarias, empoderadas, que usan toda su creatividad, conocimientos y habilidades, para avanzar, para enfrentar retos y para superar situaciones en tiempos difíciles.

Recientemente visité a una muy buena amiga, Nancy Villeda, quien ahora vive junto a su familia en Montreal. Es una amistad que forjamos durante años en El Salvador. Ella es una de esas personas que inspira, de esas que te llenan de energía y motivan, que saben sacarte una sonrisa y darte la mano cuando estás en apuros o en momentos complicados, y lo que más admiro, es una mujer con una gran capacidad de adaptarse y asumir nuevos retos.

Nancy es una mujer que nunca se rinde, tiene la fortaleza de ver oportunidades aún en momentos difíciles. Ella es abogada, pero además es diplomada en gastronomía y catering, estilista profesional, y una emprendedora ejemplar. Cada proyecto o iniciativa que ella emprende lo hace bien, le impregna pasión y entusiasmo, y en todos estos años que tengo de conocerla ella siempre mantiene su sonrisa, su humildad y la disposición de compartir sus experiencias y consejos con otras mujeres, es una característica natural de ella, apoyar y motivar.

Estoy segura de que cada una de ustedes conoce a una Nancy. Entre nuestras amistades, en la familia, en la comunidad, todas conocemos a esas personas que tienen la cualidad de inspirarnos a seguir adelante. Esto es una gran fortaleza que tenemos que cultivar, apoyarnos entre nosotras, especialmente en este 2022 que será un año de recuperación, un tiempo que nos exigirá mucha innovación, colaboración y solidaridad.

La pandemia del COVID-19 impactó fuertemente a las mujeres, dejando crisis económica, barreras para acceder al empleo, aumento de violencia doméstica, profundización de las desigualdades, incluso en algunos países, retroceso en derechos fundamentales ya conquistados.

Nadine Gasman, presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres, en México, afirma que las mujeres tendremos más desafíos en la etapa de recuperación post COVID-19, yque estamos ante un replanteamiento del modelo de vida que demanda tener más mujeres en puestos de liderazgo; “tener mujeres como líderes multiplica las maneras de abordar el problema”, afirma correctamente.

La pandemia vino afectar nuestras vidas en muchos aspectos, nos obligó adaptarnos y a usar protocolos diferentes en nuestras relaciones familiares y sociales, los confinamientos sobrecargaron a las mujeres con mayores obligaciones en el hogar, todos estos sacrificios tenemos que transformarlos en fuerza para mejorar las condiciones de vida, ampliar y diversificar las oportunidades de desarrollo, con mayor inclusión y participación activa en la sociedad.

ONU Mujeres, la organización de las Naciones Unidas dedicada a promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, ha reunido suficiente información que demuestra el aporte crucial de las mujeres como fuerza motriz de la recuperación económica y la resiliencia durante la pandemia de COVID-19.

En Canadá, así como en nuestros países de origen, los emprendimientos encabezados por mujeres han aportado significativamente a la recuperación económica y social de nuestras comunidades durante la pandemia. Muchos negocios quebraron, y otros tuvieron que transformarse, innovar para no sucumbir.

La mayoría de las veces emprendemos por necesidad, para muchas mujeres, jefas de hogar, no existe el privilegio o el tiempo de hacer un análisis de mercado o un plan de negocios, simplemente se inicia con lo que se tiene. La presión económica, la falta de empleo, los compromisos del día a día no dejan otra alternativa más que buscar una salida, una acción emprendedora para llevar el sustento y cubrir las necesidades del hogar.

¡Y que tremenda capacidad la que hemos nuevamente desarrollado y puesto en práctica! Basta echar una mirada a la variada, creativa e interminable lista de emprendimientos que se anuncian en las redes sociales locales.

En este 2022 nuestro compromiso tiene que ser apoyar a estos emprendimientos locales. Cuando compres un producto o servicio en estas pequeñas empresas te quedará la satisfacción que estás invirtiendo en el bienestar, en la recuperación económica de una familia, de la comunidad, estarás contribuyendo a hacer realidad los sueños de mujeres como tú, luchadoras, solidarias, cómo mi amiga Nancy en Montreal, que se prepara este nuevo año para abrir su propio negocio, con el apoyo de su familia, y celebrando que Militza su hermana, quien aprendió rápido el francés, se graduó y ahora trabaja como consejera financiera.

Esas son las historias que tenemos que celebrar. Felicito y animo a todas aquellas que están escribiendo historias de superación, son nuestras historias de dignidad que nos llaman a estar más unidas, a forjar mas puentes de colaboración y ayuda mutua.

El 2022 será un año de muchos retos. Nuestra apuesta tiene que ser continuar empoderándonos, exigir se respeten y cumplan nuestros derechos, erradicar la violencia doméstica y todo abuso contra nosotras, abrir mayores oportunidades para superarnos, seguir participando en cada espacio que se nos presente para ir creando comunidades libres de racismo, en donde nuestras familias puedan disfrutar ambientes seguros, inclusivos. Hay que atrevernos a pensar que esto es posible y que juntas podemos lograrlo.

*Kelly Arévalo, Abogada en El Salvador, con maestría en Derecho Internacional de Empresas y Máster Ejecutivo en Big Data. Ex Cónsul General de El Salvador en Toronto. Fundadora de www.revistasersv.com

Artículo publicado en el El Centro Newspaper de Toronto, Canadá. 10 de Diciembre de 2021.

25 de Noviembre: Día Internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer

Kelly Arévalo

Toronto, Canadá

“La violencia contra mujeres y niñas es una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas, persistentes y devastadoras del mundo actual”. Naciones Unidas

En 1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 25 de noviembre Día Internacional de la Eliminación De La Violencia Contra La Mujer, haciendo un llamado para organizar ese día actividades dirigidas a sensibilizar a la opinión pública respecto del problema de la violencia contra la mujer.

La conmemoración del 25 de noviembre, tiene a su base dos antecedentes importantes en Naciones Unidas: la aprobación en 1979 de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, y la adopción en 1993 de la Resolución para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que define este tipo de violencia como “todo acto de violencia basado en el género que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, incluidas las amenazas, la coerción o la prohibición arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la vida pública o en la vida privada”. 

El poder de las mariposas

Para nosotras las mujeres latinoamericanas la conmemoración del #25N tiene un significado muy especial, ya que fue el movimiento de mujeres de nuestros países quienes en 1981, en el Primer Encuentro Feminista de Latinoamérica y el Caribe celebrado en Bogotá, Colombia, decidieron con mucha valentía designar el 25 de Noviembre Día Internacional de la Eliminación De La Violencia Contra La Mujer. Fue una reafirmación de lucha y un homenaje a Minerva, Patria y María Teresa Mirabal, tres hermanas y mujeres revolucionarias, conocidas como las mariposas, que fueron asesinadas un 25 de noviembre de 1960 por orden del dictador Rafael Trujillo en la República Dominicana.

A ese histórico Primer Encuentro Feminista de Latinoamérica y el Caribe celebrado en en 1981, asistieron cerca de 300 mujeres provenientes de más de 12 países de la región, incluyendo varias mujeres chilenas exiliadas en Canadá. También participaron mujeres de Estados Unidos y de varios países europeos. “Hemos borrado las fronteras recorriendo nuestros caminos, atravesando el mar, para reencontrarnos aquí en la solidaridad de mujeres que luchamos, no sintiéndonos extranjeras por nuestras diferentes nacionalidades, nuestras culturas, nuestras lenguas. Hemos logrado romper estos esquemas de pertenencia a un país, a un padre: lo que nos puede hacer sentir extranjeras es el Discurso”. expresó una de las participantes de ese encuentro.

Un futuro sin violencia contra la mujer es posible

La violencia contra las mujeres y niñas por décadas ha sido denunciada como la silenciosa pandemia. Las mujeres sufrimos diversos tipos de violencia en las diferentes etapas de nuestras vidas, y se manifiesta en muchas formas, en el hogar, en el trabajo, en la escuela, en la comunidad, en la política y ahora lo vemos de forma peligrosa en los espacios digitales donde interactuamos.

Con el fin de concientizar, este año Naciones Unidas promueve el día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la mujer con el lema: Pinta el mundo de naranja: ¡Pongamos fin a la violencia contra las mujeres YA!

LA ONU señala que una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido algún tipo de violencia, y que este fenómeno aumenta en los tiempos de crisis como la actual pandemia del COVD-19. Si vemos las estadísticas de cuantas mujeres y niñas son violentadas diariamente, lejos de ir disminuyendo las cifras van en incremento, el confinamiento obligó a muchas mujeres a permanecer con sus agresores.

Como mujeres debemos estar alertas a las primeras señales de violencia, esta puede ser sexual, física, psicológica y económica, violencia que nos lleva a quedarnos calladas. En nuestras sociedades las mujeres enfrentamos a diario violencia y discriminación de género: brecha salarial, baja representación política de las mujeres, prejuicios y el rol que la sociedad le da a las mujeres, todo esto es violencia y es nuestro deber denunciarlo.

La violencia contra la mujeres y niñas no distingue clases sociales, origen, educación, religión, existen sectores más vulnerables como las niñas, las adultas mayores, las que sufren algún tipo de discapacidad, migrantes, indígenas, la comunidad LGBTI, entre otras.

Es también preocupante el retroceso en países de América Latina en el tema de igualdad de género, con legislación regresiva y acciones autoritarias, alza de feminicidios, desapariciones, violencia económica, migración forzada. La violencia contra la mujer aparece ahora incluso en el lenguaje de funcionarios que fomentan el odio, crean ambientes hostiles y de violencia contra las mujeres.

Detener y prevenir esta otra pandemia es tarea de todas y todos, pero sobre todo romper el silencio, no callar frente al más mínimo abuso, venga de donde venga, en la comunidad estar alertas a cuidarnos entre nosotras,  y creer en cada mujer, joven y niña que manifiesta ser violentada, pero sobre todo exigir a los gobiernos en legislar y proporcionar los recursos necesarios para erradicar la violencia en contra de nosotras, no basta solo tener una ley sino hacerla cumplir.

Tenemos todavía mucho que hacer, como afirma la ONU: “la violencia contra las mujeres es un obstáculo para construir sociedades inclusivas y sostenibles. Es imposible que una sociedad florezca si la mitad de la población vive con miedo de ser agredida. Conmemorar este 25 de Noviembre significa alzarse en contra de la violencia de género, levantar unidas nuestra voz, educar y luchar para eliminar la discriminación y el machismo que tanta violencia y daño nos sigue ocasionando.

*Kelly Arévalo, Abogada en El Salvador, con maestría en Derecho Internacional de Empresas y Máster Ejecutivo en Big Data. Ex Cónsul General de El Salvador en Toronto. Fundadora de www.revistasersv.com

Artículo publicado en el El Centro Newspaper de Toronto, Canadá. 25 de Noviembre de 2021.

La herencia latinoamericana en Canadá

Photo by AJ Gallagher

Kelly Arévalo

Toronto, Canadá

Es un justo y merecido reconocimiento que Canadá tenga un mes dedicado a la herencia latinoamericana. La designación fue aprobada por unanimidad por el parlamento canadiense en 2018, declarando Octubre como Mes de la Herencia Latinoamericana, por la significativa contribución en lo cultural, social, económico y político a la sociedad canadiense.

A pesar de que la pandemia del COVID-19 ha limitado poder realizar eventos públicos, nuestras comunidades canadienses-latinoamericanas han sabido ingeniárselas para no dejar pasar de largo esta importante fecha, usando transmisiones en línea y formas muy creativas, asegurando que durante este mes se expresen con energía la diversidad y pluralidad, la riqueza cultural, la alegría, tradiciones y el optimismo que nos caracterizan.

La designación del mes de la herencia latinoamericana es un hecho histórico que marca una etapa de mayor integración y participación en la sociedad canadiense. Es además un logro conquistado por nuestras comunidades junto a sus liderazgos, asociaciones y organizaciones, que han sabido ganarse el aprecio, respeto y el apoyo de muchos aliados de los diferentes sectores de la sociedad canadiense, público, privado, ciudadano, religioso y político.

Los datos estadísticos oficiales y la información propia de las comunidades indican que somos cerca de un millón de hispanos o latinoamericanos en Canadá, y encontramos ahora a tres generaciones desde la llegada en la década de 1970 de familias y grupos migrantes que fueron forzados al exilio por la represión y la persecución política de las dictaduras militares de Sur América.

Hay que señalar que este año conmemoramos el mes de la Herencia Latinoamericana no solo en medio de la pandemia del COVID-19, sino también en el umbral de conmemorar el cincuenta aniversario del arribo de la primera ola de inmigrantes latinoamericanos a Canadá.

En estas últimas cinco décadas, y con la llegada en los últimos años de familias jóvenes y profesionales, las y los latinoamericanos continúan aportado enormemente al desarrollo de la sociedad canadiense, destacando en todos los campos, en el académico, cultural, económico, productivo, el arte, la gastronomía, el deporte, la política, la ciencia, literatura, la educación y los derechos humanos.

Cada mes de la Herencia Latinoamericana debe servirnos también para recordar y celebrar la vida y el legado de tantos hombres y mujeres, hijos e hijas herederas de la dignidad, rebeldía y libertad de nuestra patria grande latinoamericana, indígena y pluricultural, que contribuyen al pleno desarrollo de la sociedad canadiense.

En este mes, conozcamos el legado y dediquemos un sentido homenaje póstumo a un destacado latinoamericano, muy querido, incansable luchador por los derechos humanos y la justicia social, Francisco Rico-Martínez, quien falleció el 13 de Agosto del presente año en Toronto.

Francisco Rico-Martínez, salvadoreño, llegó como refugiado a Canadá en 1989. Desde su arribo a Toronto continuó con su trabajo por la defensa de los derechos humanos y junto a su esposa Loly Rico fundaron el Centro para Refugiados FCJ. Un proyecto que creció, echó fuertes raíces, y treinta años después es un árbol frondoso que ha dado muchos frutos que nutren de compasión y dignidad a la sociedad canadiense. El FCJ seguirá brindando acompañamiento y esperanza a miles de refugiados y continuará siendo referente en el tema migrante, especialmente ahora que vivimos tiempos de incertidumbre y de muchos desplazamientos forzados internacionales, y que necesitamos de un amplio debate y participación para poder dar respuestas justas y oportunas.

Son innumerables los valiosos aportes de los inmigrantes de los países latinoamericanos a Canadá, muchos lo han hecho de forma anónima, y tiene que ser una labor permanente, en cada ciudad o lugar que estemos, rescatar y conmemorar esas valiosas contribuciones.

En lo político, vemos en cada nueva contienda electoral una mayor participación de candidatas y candidatos de origen latinoamericano. Esa es otra clara señal de cómo los latinoamericanos seguimos abriendo espacios y aportando en todos los campos.

La acertada argumentación por el parlamento canadiense para designar el mes de la Herencia Latinoamericana, fue nuevamente ratificada durante la pandemia del COVID-19.

Durante estos tiempos difíciles de luto y pandemia que vivimos, miles de latinoamericanos demostraron entrega y liderazgo al sumarse en todo Canadá a equipos de voluntarios para ayudar a familias en sus comunidades, colaborando en bancos de comida, campañas educativas para prevenir contagios, apoyo emocional, para mencionar algunos ejemplos.

Igualmente organizaciones comunitarias, voluntarios, trabajadores comunitarios, trabajadores de la salud latinoamericanos han estado heroicamente en primera línea realizando campañas de vacunación en sectores y comunidades. A todas esas mujeres y hombres, a esos líderes comunitarios y religiosos, a esa juventud que no dudó en sumarse a combatir el virus del COVID-19, a nuestros medios de comunicación que han colaborado con las autoridades de salud a todo nivel, la solidaridad es uno de los valores mas valiosos de nuestra  comunidad, un merecido reconocimiento en el mes de la Herencia Latinoamérica.

El reconocimiento también tiene que ser extensivo para los trabajadores agrícolas migrantes y para los miles de trabajadores de origen latinoamericano, que con sacrificios y muchos riesgos contribuyeron en los peores momentos de la pandemia a mantener funcionando el aparato económico-productivo, con su trabajo permitieron que el flujo de alimentos no se interrumpiera y garantizar el funcionamiento de muchos servicios esenciales para toda la sociedad canadiense.

Los latinoamericanos-canadienses han dejado huella y seguirán aportando significativamente al desarrollo, a la identidad y al bienestar de Canadá. Quedan muchos retos y muchos espacios por asumir, pero no hay duda que tenemos muchas razones para conmemorar y celebrar con mucho orgullo esta fecha.

Felicitaciones en el Mes de la Herencia Latinoamericana.

*Kelly Arévalo, Abogada en El Salvador, con maestría en Derecho Internacional de Empresas y Máster Ejecutivo en Big Data. Ex Cónsul General de El Salvador en Toronto. Fundadora de www.revistasersv.com

Artículo publicado en el El Centro Newspaper de Toronto, Canadá. 14 de Octubre de 2021.

Se conmemora y se lucha

Kelly Arévalo

Toronto, Canadá

Cada 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, y muchas decimos ni se celebra ni se felicita, se conmemora y se lucha.

Este año las Naciones Unidas dedica el Día Internacional de la Mujer bajo el lema “Mujeres líderes: Por un futuro igualitario en el mundo de la Covid-19”. Es un merecido reconocimiento a los sacrificios y heroicos esfuerzos realizados por mujeres de todo el mundo para enfrentar la pandemia, reducir los niveles de contagio y contribuir a recuperar el tejido económico y social de las comunidades.

Una vez más las mujeres, las jefas de hogar, las madres, las trabajadoras migrantes, desde el hogar, el centro de trabajo, o desde la primera línea como trabajadoras y profesionales de la salud hemos estado a la altura de la historia y contribuido a enfrentar la pandemia, a poner cimientos más fuertes para tener comunidades y un mundo más inclusivo e igualitario.

La pandemia también ha permitido ver con mayor claridad las históricas desigualdades de género y exponer a toda la sociedad las injusticias que persisten para las mujeres. La violencia doméstica, los salarios inferiores, la discriminación y humillación son pruebas palpable de la intolerancia y la grave vulneración a los derechos de las mujeres.

Todas y todos somos testigos de las desigualdades que existen en nuestras sociedades solo por el hecho de ser mujer, estemos o no de acuerdo vivimos todavía en un mundo de desigualdades y esto lo pudimos reconfirmar durante el confinamiento y la pandemia del COVID-19.

Por años muchas mujeres han sido vetadas de cargos públicos y laborales, excluidas del arte, el deporte y de otros derechos civiles. Los derechos que ahora tenemos han sido conquistados con muchos sacrificios personales y colectivos por mujeres, mujeres que han desafiado al sistema, es trabajo nuestro hacer que se cumplan.

Conmemoremos a todas aquellas mujeres que contra viento y marea desafiaron el orden establecido, como nuestra Prudencia Ayala, emancipadora genuina, nunca se dejó vencer ni robar sus ideales, nunca bajó su rostro ante una sociedad clasista, racista y patriarcal, tuvo la valentía y la mirada de futuro al lanzar su candidatura a la presidencia de El Salvador en 1930, la primera vez que esto sucedía en América Latina y veinte años antes de que las mujeres salvadoreñas conquistaran el derecho al voto.

Somos herederas de miles y miles de mujeres latinoamericanas y del mundo que han alzado la bandera de la dignidad, nos toca seguir creando conciencia, luchando día a día por estar en los espacios que nos corresponden, participar en la toma de decisiones que nos afectan a nosotras y a nuestras comunidades.

Avancemos sin miedo alguno, basta ya de etiquetarnos como frágiles, seamos protagonistas de nuestra propia  historia y sigamos los pasos de mujeres luchadoras, valientes, solidarias, que nos inspiran y nos dan fuerza para acompañar a las generaciones que nos siguen.

Como bien afirma las Naciones Unidas en esta fecha que conmemoramos nuestro día: “El Día Internacional de la Mujer de este año es un clamor y actuar para conseguir un futuro igualitario para todas y todos. Cada día, con nuestras acciones, y con la manera en que lideramos, hablamos, preguntamos y actuamos, cuestionamos las normas, transformamos las costumbres, cambiamos las leyes, tomamos medidas e inspiramos a las demás personas para crear un mundo sin discriminación de género. En medio de una pandemia mundial, la manera en que actuamos ahora importa más que nunca”.

En este 8 de Marzo cuidemos los avances conquistados en la igualdad de género, valoremos las acciones de muchas mujeres que cada día defienden y hacen cumplir nuestros derechos económicos, sociales, culturales y políticos. Hagamos crecer la solidaridad entre nosotras para poder continuar en el trabajo que todavía tenemos pendiente para poder vivir plenamente en hogares y comunidades libres de violencia y con total respeto a nuestros derechos.

A todas las mujeres, a mis amigas, compañeras, hermanas del alma, en Canadá, en El Salvador, en donde se encuentren, un fuerte abrazo en nuestro día.

Un abrazo especial a mi madre, que ahora la tengo lejos, y quien con su invencible máquina de coser y su noble oficio de costurera nos logró dar educación, para nunca dejarnos humillar y para salir adelante con dignidad.

*Kelly Arévalo, Abogada en El Salvador, con maestría en Derecho Internacional de Empresas y Máster Ejecutivo en Big Data. Ex Cónsul General de El Salvador en Toronto.

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Artículo publicado en el periódico El Centro News, 5 de Marzo 2021, Toronto, Canadá.


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Dar alegría al hogar, una tarea en la que todos podemos participar

Photo by Laura Chouette

EDITORIAL

Revista SerSV | Toronto, Canadá.

Iniciar un nuevo año y la pandemia, en su segunda o tercera ola, nos hace que pasemos mucho más tiempo en casa y que compartamos físicamente con un pequeño grupo de personas.

Las redes sociales y las líneas telefónicas han sido nuestros salvavidas para mantenernos en contacto con nuestros familiares y amistades, no podemos imaginarnos como la estuviéramos pasando sin esas rutas de interacción social, pero ni la pantalla con la mejor resolución gráfica ni la mejor conexión de internet pueden sustituir a una conversación amena en persona, o el compartir un café y platicar con las amistades, o salir al parque en familia y con amigos, ir al cine, o a los que les gusta salir a bailar, ir al gimnasio, a la cancha, o a disfrutar una buena lectura en la biblioteca pública, en fin, usted sabe de lo que estamos hablando, de todas esas “pequeñas cosas” que ahora tanto extrañamos.

En estos más de 300 días de vivir bajo pandemia aprendimos y desarrollamos nuestras propias estrategias para intentar mantener la normalidad desde el confinamiento, pero ¿podemos mejorar lo que estamos haciendo?

En el editorial de fin de año afirmamos: “este 2021 nos toca hacerlo mejor, reflexionar y reinventar”. Y el mejor lugar para comenzar a responder a esta reflexión es desde el hogar.

Es en nuestras casas en donde tenemos el mayor control para mejorar, para crear un ambiente favorable que nos ayude a reproducir uno de los ingredientes más importantes para estos tiempos: la alegría.

Una madre de familia salvadoreña que vive en Toronto escribió  en sus redes sociales algo muy valioso sobre lo que tenemos que cuidar: hemos llegado a apreciar que las cosas más importantes de la vida están con nosotros, dentro de nuestro hogar

Es una reflexión que nos puede ayudar a ver el confinamiento domiciliar, tan necesario para reducir la curva de contagios, no sólo con disgusto y preocupación sino como una oportunidad para fortalecer los lazos familiares y de amistad.  

Si nos proponemos cada semana agregar en nuestros hogares unos minutos más de alegría verdadera, aunque sea un detalle, como usar palabras positivas y de motivación para nuestros hijos o hijas, cuidar una planta, los padres o hermanos asumir más responsabilidad  en las tareas de la casa, cocinar una cena juntos, dejar descansar el teléfono para platicar con atención plena, hacer ejercicios, escuchar tu música favorita, retomar un hobby, jugar con tus hijos, leer la Biblia, hacer una oración antes de comer -sin olvidar que hay muchas familias que no pueden satisfacer ese derecho fundamental-, ver juntos una película, tratar de reírse más, meditar, relajarse, salir a caminar. 

Es interminable la lista de las cosas que podemos hacer y esta es una tarea en la que todos podemos participar.

Está demostrado que la alegría trae muchos beneficios a la salud, entre ellos reduce el estrés, mejora el sistema inmunológico, el rendimiento y la autoestima, incluso puede ayudarnos a regular y mejorar el sueño y el descanso.

Todos estos atributos contribuyen a algo mayor y más duradero: el bienestar emocional, un motor fundamental para enfrentar las presiones, el estrés de la realidad en que vivimos, nos da flexibilidad y habilidad para balancear las emociones.

Los beneficios son más que suficientes para motivarnos a todos a hacer el hábito de llevar más alegría a nuestros hogares.

Crecer la alegría en más hogares contribuye también a construir comunidades más integradas y sanas, a fomentar el respeto y la solidaridad, a prepararnos mejor para resistir el confinamiento, derrotar al aislamiento y fortalecer el bienestar de todas y todos.

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2021: Crecer en optimismo y esperanza.

EDITORIAL

Diciembre, 2020

Revista SerSV | Toronto, Canadá.

En cada hogar recibimos este nuevo año estirando nuestros ánimos para fortalecernos de optimismo y esperanza.

Las alegrías, los momentos difíciles, incertidumbres, el alejamiento social, el estrés, el agotamiento físico y espiritual, todo eso tan intenso que nos tocó vivir en el 2020 tenemos que transformarlo en fuerza y motivación para enfrentar y navegar exitosamente este nuevo año.

Como sucede con muchos de los buenos propósitos de año nuevo, los famosos new year’s resolutions, las metas que nos propongamos para este 2021 se pueden quedar solo en deseos si no les dedicamos el tiempo, las energías y la perseverancia necesaria para hacerlas realidad.

Todos esos objetivos y aspiraciones que nos propongamos para los próximos doce meses son válidos, ya sean estos materiales, de superación personal, espirituales, etc., sin embargo tenemos que preguntarnos, ¿Son todas esas metas alcanzables? ¿Cuáles son las más importantes para nuestras vidas? ¿Con qué recursos vamos a contar en este 2021 para poderlas cumplir?

Iniciar un emprendimiento, avanzar en los estudios, ahorrar, son excelentes resoluciones para el nuevo año, pero sin temor a equivocarnos podemos asegurar que luego de 10 meses viviendo bajo la amenaza y el impacto de la pandemia del COVID 19 lo que más deseamos para este 2021 es ¡salud!, es no contagiarse del virus, es que nuestros seres queridos estén bien.

Ahora bien, salud no es solamente la ausencia de enfermedad, salud incluye muchos otros aspectos como tener la tranquilidad de que no faltarán los alimentos y los recursos en el hogar, salud es sentir el gozo de ver a los hijos e hijas disfrutando de su escuela y esparcimiento, es poder compartir en familia, salud es también vivir con respeto y armonía en casa, es tener acceso a derechos fundamentales como el trabajo, servicios de salud de calidad, es tener un estatus migratorio estable, es resumen, como bien explica la Organización Mundial de la Salud, “es un estado de completo bienestar físico, mental y social”.

Para muchas familias salvadoreñas, latino – canadienses, especialmente para aquellas que tienen poco tiempo de haber llegado a estas tierras, irse acercando a esa plenitud de salud es un reto que exige poner toda la dedicación y el tiempo necesario.

La carga emocional de la separación familiar, la imposibilidad o los riesgos de viajar para visitar a seres queridos, la frustración de querer ayudar económicamente a nuestras familias y no tener los recursos para hacerlo, el contagio y sufrimiento por el COVID 19 de una amistad o un familiar, el aburrimiento por el encierro de las ciudades y las tensiones dentro del hogar causadas por los efectos de la pandemia, son situaciones difíciles que nos producen episodios de estrés, mal humor, depresión, insomnio, tristeza, o que nos llevan a tomar decisiones apresuradas que nos ponen en riesgo o atentan contra el bienestar de otros.

Ante este panorama con el que despedimos el 2020 y recibimos el nuevo año, ¿Podemos transformar los temores y la incertidumbre en optimismo y esperanza?, la respuesta es ¡Si Podemos!, y es la mejor decisión para aumentar las posibilidades de navegar exitosamente los mares agitados del 2021.

Decimos ¡Si Podemos! no como una frase superficial o como una receta timadora que te pide que la recites diez veces cada mañana y se te hará realidad, todo lo contrario, lo afirmamos con hechos, con datos científicos  y sobre todo con fe, y con las enseñanzas que la vida nos ha dado como sociedad a través de la historia.

El inicio de la vacunación contra el virus a los sectores y poblaciones en mayor riesgo es un hecho que aporta confianza en el sistema de salud de Canadá para enfrentar la pandemia.

Los programas de apoyo federal, provincial y municipal para oxigenar la economía del país también son hechos concretos que dan cierto nivel de tranquilidad.

Programas como la ayuda temporal y capacitaciones para trabajadores desempleados, los anuncios de refuerzo al Canada Child Benefit, y las promesas de agilizar los procesos migratorios de reunificación familiar, son también buenas noticias, que aunque se pueden y se deben mejorar, cumplen con su papel de llevar un respiro y alivio.

Las instituciones, el gobierno, ellos están haciendo la parte que les corresponde, pero y nosotros ¿Estamos haciendo en cada uno de nuestros hogares la parte que nos corresponde?

Esta interrogante la tenemos que responder con franqueza cada una de nosotras, cada uno de nosotros, no para auto engañarnos sino para iniciar los cambios necesarios y para tomar las mejores decisiones.

El 2021 no será un año normal, nos pondrá nuevos desafíos, nos volverá a probar nuestra determinación y fortaleza, sin embargo en estos largos meses del 2020 aprendimos mucho, nos adaptamos a nuevas situaciones laborales, educativas y sociales a una velocidad sin precedentes, resistimos y salimos adelante, aprendimos a sonreír en medio de la adversidad y el dolor, practicamos apoyarnos entre los más cercanos, además compartimos recetas, sembramos más plantas, vimos mas series y películas, bailamos y escuchamos más música a solas, conocimos mejor nuestras habitaciones y casas, aprendimos a usar mejor nuestros celulares y computadoras, descubrimos las cosas verdaderamente importantes para nuestras vidas, apreciamos nuevamente lo que significa familia y de lo que está hecho la amistad, fortalecimos la fe y las convicciones.

Todo eso y mucho más hicimos, y ahora en este 2021 nos toca hacerlo mejor, reflexionar y reinventar, nos toca atrevernos a brindar una mano amiga y solidaria a aquellos que pasan dificultad, dedicarle más tiempo a nuestros hijos e hijas, y si tenemos la bendición de tenerlos vivos, entregarles todo el cariño a nuestras abuelas y abuelos, así como a nuestras madres y padres, escuchar con empatía, romper la indiferencia, ahora nos toca crecer en ese bienestar físico, mental y social que nos merecemos como familia y como comunidad en esta nuestra casa Canadá, con optimismo y esperanza.

¡Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo!