¿Sexta ola o fin de la pandemia?

Photo by Pille R. Priske

Kelly Arévalo

Toronto, Canadá

Iniciamos el mes de abril con una sensación de retorno a la normalidad. El uso de la mascarilla ha pasado a ser opcional, la mayoría de las restricciones por el COVID-19 se han levantado, y la ciudad de Toronto ha anunciado la reanudación en persona de grandes celebraciones, incluyendo los famosos festivales de Jazz, Salsa y de Cine Internacional, el Carnaval Caribeño, y la Canadian National Exhibition (CNE), que en su edición de 2019 atrajo a un millón 500 mil visitantes.

Pareciera que el peligro de la pandemia ya pasó, sin embargo, la realidad es que el riesgo de contagio todavía existe, y tenemos que seguir tomando precauciones. En Ontario, las hospitalizaciones y fallecimientos por COVID-19 continúan.

A pesar de que crece la opinión popular que “el virus se ha debilitado”, y que “ahora es como una gripe”, los científicos y las autoridades de salud no se atreven todavía a declarar el fin de la pandemia, esto hay que entenderlo como un llamado, a nivel personal, a mantener y tomar medidas de precaución para reducir el riesgo de contagiarse. Los datos de hospitalización y mortalidad confirman que el virus del COVID-19 y sus variantes, seguirán impactando de diferente manera a personas con salud vulnerable, a población que enfrenta exclusión socioeconómica, bajos niveles de vacunación, o que realizan labores de alto riesgo de contagio, entre otros factores.

Se escucha también con frecuencia en estos días el comentario que “estamos pasando de pandemia a endemia”, una frase que se repite de manera casi automática a manera de justificación, alegría o alivio que estamos ante el fin de la pandemia, pero hay que tener claro que “endemia” no significa que no hay riesgo.

Sobre este tema, Aris Katzourakis, profesor de evolución y genómica del Departamento de Zoología de la Universidad de Oxford, en Reino Unido, explica en una entrevista a la BBC de Londres, que “endemia es una de las palabras peor usadas desde que comenzó la pandemia. La gente la usa para decir que el virus tendrá un fin natural y que todo mejorará cuando se establezca en esta nueva fase, pero ese no es el significado real de una endemia. Actualmente convivimos con dolencias endémicas como el VIH, la malaria, el sarampión y la tuberculosis que siguen causando a nivel mundial cientos de miles de muertes cada año”.

El Profesor Katzourakis, hace un llamado a los países económicamente más desarrollados a “reforzar la justicia y la cooperación global” en términos del acceso a las vacunas, y a tomar medidas tolerables y sostenibles frente al COVID-19, incorporando cambios estructurales como mejorar la ventilación de edificios, volver a implementar el uso de mascarillas en ciertos espacios, y asegurar que la gente pueda aislarse y se le efectúe el pago por enfermedad. Este último punto ha sido una demanda de los trabajadores de Ontario durante toda la pandemia.

En resumen, tenemos que continuar tomando precauciones. Personalmente, la mascarilla seguirá siendo mi aliada por un buen tiempo, para usarla en ambientes cerrados, o de mucha aglomeración, es una medida que ayuda a reducir el temor y los riesgos de contagio.

La buena noticia es que, con la llegada de la primavera, tenemos muchas posibilidades de hacer actividades al aire libre. Es importante aprovechar estos meses de buen clima para hacer actividad física, salir a caminar, incorporar a la dieta más frutas, vegetales y productos naturales, hacerse un chequeo médico – y ponerse en control si es necesario -, estas acciones contribuyen a mejorar la salud y a fortalecer las defensas del organismo.

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Hay que poner mucha atención también al estado emocional y el bienestar en general de la persona. Asegurar un buen descanso, y buscar ayuda profesional cuando la situación lo requiera.

Hay que tener en cuenta que en Ontario y otras partes del mundo, la decisión de levantar las restricciones y medidas contra el COVID-19 incluyen muchas razones y motivaciones no médicas, que van desde los costos a la economía, la fatiga pandémica, hasta los cálculos electorales y manoseos políticos, pasando la responsabilidad a que cada persona evalúe los niveles de riesgo y tome decisiones individuales.

La realidad pospandemia nos lleva a practicar o revisar acciones de prevención, por ejemplo, el lavado o sanitizador de manos, usar la mascarilla, aislarse y ser responsable de no contagiar a otros al tener la enfermedad. También pronto veremos el impacto en comportamientos sociales, el pensar dos veces estrechar la mano, abrazarse, o dar el beso de saludo como muestra de afecto. Y usted amigo lector, ¿Qué opina al respecto?

La pandemia golpeó fuertemente los empleos y la economía, con implicaciones en el presupuesto de la mayoría de los hogares, situación que, combinada con los recientes aumentos a los precios de los alimentos, el alquiler, el combustible, nos llama a cuidar mejor y usar con cautela los ingresos personales y familiares, a invertir en nuestra salud, en nuestro bienestar y futuro.

Es difícil predecir qué pasará con las sub variantes y el virus del COVID-19, o qué niveles de contagio tendremos cuando llegue el otoño o el invierno, y regresemos a las actividades en espacios cerrados, con calefacción y ventanas sin abrir.

La ciencia y las investigaciones médicas avanzan rápidamente, tendremos nuevas herramientas para controlar la enfermedad, tratamientos con cápsulas y pastillas, vacunas mejoradas, cierres parciales, temporales, todas son opciones viables.

Sim embargo, lo más importante, cómo dijimos hace dos años al inicio de la pandemia, es aprender a valorar lo esencial para nuestras vidas, el auto cuido, fortalecer las relaciones interpersonales, y practicar mucha la solidaridad. La pandemia del COVID-19 sigue activa.

*Kelly Arévalo, Abogada en El Salvador, con maestría en Derecho Internacional de Empresas y Máster Ejecutivo en Big Data. Ex Cónsul General de El Salvador en Toronto. Fundadora de www.revistasersv.com

Artículo publicado en el El Centro Newspaper de Toronto, Canadá, 7 de Abril de 2022.

Mes de la herencia latinoamericana en Canadá

Kelly Arévalo El mes dedicado a la herencia latinoamericana, es un alto reconocimiento y un logro conquistado por nuestras comunidades, con sus liderazgos en todos los campos y sectores de la economía, la política y la vida en Canadá. La ley sobre el mes de la herencia latinoamericana promulgada en el 2018, muy acertadamente afirma:…

¡Ser mamá!

En este mes de Mayo, dedicado a las madres, les envío todo mi afecto y aprecio. A las abuelas, las tías, a las mujeres que cuidan con mucho cariño y amor materno a niñas y niños, a todas las madres, felicidades en su día.

Maternidad en pandemia

Photo by Manuel Schinner

Kelly Arévalo

Toronto, Canadá

El nacimiento de un bebé es una vivencia transformadora, un acontecimiento lleno de sentimientos que conmueve profundamente, es una experiencia única, llena de amor y ternura que reafirma el inseparable vínculo entre la madre y su hija o hijo.

El contacto físico, piel con piel, y el inicio de la lactancia materna son pasos fundamentales en esta primera etapa de vida para un desarrollo sano y seguro del recién nacido junto a su madre y familia.

Pero las alegrías y expectativas que se viven durante el embarazo y la maternidad también se cruzan con muchos temores e incertidumbres, con duras realidades. Cada mujer, cada hogar experimenta condiciones diferentes, y tristemente en muchas ocasiones la magia de la maternidad choca con ansiedades, temores reales por posible pérdida de empleo, inseguridad alimentaria y de vivienda, violencia doméstica, prejuicios, exclusión.

Esas ansiedades e incertidumbres que a muchas madres les toca enfrentar en “tiempos normales”, han aumentado enormemente durante la pandemia del COVID-19.

Los que debutaron como papás o mamás en medio de esta crisis sanitaria mundial, han tenido que adaptarse a los nuevos protocolos y hacer frente a numerosos obstáculos y limitaciones. Familiares y amigos han tenido que esperar un buen tiempo antes de poder conocer y visitar al recién nacido. En hospitales, durante el parto muchas madres no pudieron tener la presencia física y el apoyo de la proximidad de su pareja. Muchas madres y sus recién nacidos contaron únicamente con la compañía de médicos y enfermeras, no tuvieron la experiencia de las visitas de familiares y amigos cercanos, de los abrazos y muestras de felicidad en esos momentos especiales.

Con la pandemia aprendimos a llevar nuestras vidas con normativas y rutinas diferentes, y en nuestras platicas cotidianas comenzamos a usar vocabulario de pandemia, se nos hizo común hablar de distanciamiento social, cuarentena, aislamiento. Sin embargo, una de las que más impacta es la palabra Cuarentenials, un término usado en varios países para referirse a los niños nacidos durante la  pandemia, a esas niñas y niños que nacieron marcados por la obligación de vivir en confinamiento, con entornos sociales muy reducidos, y con gran dependencia en los dispositivos digitales de comunicación.

Lorena una amiga salvadoreña que vive en Toronto, tuvo la experiencia de ser madre y tener a su bebé en los tiempos más duros de la pandemia. Ella me cuenta sobre las medidas extremas impuestas en la sala de partos, de sus temores y preocupaciones pues era su primer bebe. Luego le tocó vivir en aislamiento social impuesto por la ciudad, pasando esas primeras semanas de maternidad solo con su bebé y su esposo. Lorena tuvo la suerte de que su madre había viajado de El Salvador para apoyarla unos días y tuvo que extender su estadía por el cierre de aeropuertos.

Lorena, igual que muchas madres, tuvo que trabajar desde casa, y como mamá primeriza ir aprendiendo casi en solitario sobre el cuido del bebé, sobrellevar niveles de ansiedad, y pensar como todo ese ambiente podía afectar el desarrollo de su adorable bebé, Lukas. En ese momento muchos servicios esenciales se vieron afectados, incluyendo el cierre de guarderías, que además es un servicio con un costo muy alto en la provincia de Ontario. A Lorena le correspondió priorizar el cuido y desarrollo de su bebe y eso la llevó a renunciar a su trabajo.

Lukas, un bebé cuarentenial, que a pesar de haber vivido su primer año bajo las medidas de distanciamiento social y confinamiento, es un niño sano y bien desarrollado, siempre con una sonrisa adorable. Ha tenido lactancia materna a libre demanda y ha estado siempre con su mamá las 24 horas del día. Lukas, ha recibido todo el cariño de sus padres, familia y amistades, pero a Lukas como a muchos bebés de la pandemia les tocó desarrollarse sin poder experimentar en plenitud algo fundamental para esta etapa, la interacción social con otros niños y con la comunidad.

Las madres y los padres han usado su imaginación y han puesto las mejores energías para que los niños crezcan alegres y se desarrollen adecuadamente, haciendo uso del juego, la estimulación sensorial y el disfrute de compartir en familia y disfrutar la naturaleza. Ha sido todo un aprendizaje para ir fortaleciendo esos indestructibles y amorosos vínculos madre-hijo.

A medida que aumentan los niveles de vacunación y continúan las medidas de prevención, los riesgos de contagio disminuyen, sin embargo el virus aún sigue siendo una seria amenaza.

Recientemente viví muy de cerca esta dura realidad. Mi hermana, quien vive en El Salvador, se contagió con el COVID-19 dos semanas después de dar a luz a su bebita Emma. Fue una dura noticia que conmocionó a toda la familia, aparte de las preocupaciones y temores, me dio mucho pesar ver a mi hermana, en su primera experiencia de madre, esperando en esas horas de enfermedad ver como se le desarrollaba el virus y no poder quitarse la mascarilla para sonreírle y mimar a su bebé.

Tener la vacunación completa le ayudó a mi hermana a que sus síntomas fueran leves, y la bebé no adquirió el virus. Fue una preocupación tremenda, pero nos ayudó mucho el apoyo emocional entre todos, y seguir las recomendaciones médicas. Esta experiencia sin duda ha impactado la vida de mi hermana, su linda bebé y su familia.

La OMS recomienda que en los casos de sospecha o casos confirmados de madres con COVID-1 no interrumpir la lactancia materna y mantener el contacto piel con piel con recién nacidos. La directora de la Organización Panamericana de la Salud ha informado que las vacunas aprobadas por la OMS son seguras de administrar durante el embarazo, y según estudios preliminares las mujeres que se vacunaron en el periodo del embarazo transmitieron anticuerpos al recién nacido.

Es muy temprano todavía para conocer los impactos, negativos o positivos, y saber cómo van a afectar a los bebés de la pandemia. Lo importante es garantizarles las mejores condiciones y brindarles todo el apoyo y aprecio a las madres y sus bebés en estos tiempos inéditos que nos tocó vivir.

*Kelly Arévalo, Abogada en El Salvador, con maestría en Derecho Internacional de Empresas y Máster Ejecutivo en Big Data. Ex Cónsul General de El Salvador en Toronto. Fundadora de www.revistasersv.com

Artículo publicado en el El Centro Newspaper de Toronto, Canadá. 29 de Octubre de 2021.

Expectativas y temores del regreso a la escuela

Photo by note thanun

Kelly Arévalo

Toronto, Canadá

Llegó el día que todos los padres y madres esperamos con tantas ansias para nuestros hijos, el retorno a clases. Cada inicio de año escolar está siempre lleno de alegrías y emociones que nos dejan gratos recuerdos familiares, es una época que cambia como las estaciones y deja huella del paso del tiempo en nuestras vidas.

Por segundo año consecutivo, el regreso a las aulas este septiembre de 2021 ocurre bajo la sombra de la pandemia del COVID-19 y el embate de una cuarta ola de contagios. ¿Qué niveles de normalidad tendremos en este nuevo año académico? ¿Podrán los estudiantes completar en persona sus estudios o tendrán que tomar períodos de escuela virtual? ¿Qué impactos ha dejado en los estudiantes todo este tiempo de vivir en modo pandemia? Son muchísimas las interrogantes que nos preocupan a todos en estos momentos de retorno a clases.

El tiempo en pandemia hizo que muchos niños y niñas pasarán por muchos meses casi todo su tiempo con sus padres, con una limitada interacción social más allá de su círculo familiar inmediato. Esta realidad sin duda afectará en diferentes niveles, de acuerdo a la edad, el regreso a las aulas. Para muchos en kínder y primaria el ritual del desapego será diferente este año, pronto iremos conociendo el impacto real de la pandemia en las comunidades educativas.

En mi experiencia y la de algunas amigas madres de familia, en este regreso a la escuela ha prevalecido una anticipada alegría de los estudiantes de volver a encontrarse con sus compañeros de clase, poder estar junto con sus compañeros que tanto extrañaron durante más de un año, compartir, jugar al aire libre. Sin embargo, esas  expectativas en muchos casos chocarán con las incertidumbres y ansiedades sobre lo que puede traer este nuevo año escolar.

Será un proceso de adaptación gradual, aprender y cumplir los protocolos y normas de bioseguridad a seguir en la escuela. Las expectativas del retorno a la escuela creadas después de un largo año en aprendizaje remoto pueden desinflarse si no se concretan en la nueva vida escolar presencial. Un aspecto para este 2021 es un mayor grado de movilidad de estudiantes debido a que algunas familias han cambiado de lugar de residencia por razones laborales y la pandemia. Esto lo ha experimentado mi hijo, quien recién inicia su primer grado, y que se ha llevado una sorpresa no muy agradable al saber que dos de sus mejores amigos de kínder se cambiaron de escuela, y un tercer compañero también los dejará en unas semanas porque su familia se trasladará a otra parte de la ciudad. Las expectativas de muchos estudiantes de diferentes edades tendrán que enfrentar realidades como esta, poniendo nuevos desafíos a maestros y a todo el proceso de enseñanza-aprendizaje, por ejemplo estudios recientes señalan que los niveles de atención y concentración de los estudiantes han sido afectados por la pandemia.

En la provincia de Ontario otro aspecto que ha sonado mucho en estos primeros días del nuevo año escolar en pandemia es el aumento del número de estudiantes por clase y la proporción de maestras y maestros que los atienden, esto afecta la calidad educativa. Igualmente preocupante es la urgente necesidad de mejorar y actualizar los sistemas de circulación de aire en muchas escuelas públicas. En unas semanas el invierno obligará a encender en las escuelas los sistemas de calefacción y a cerrar muchas ventanas impidiendo la circulación natural de aire fresco, coincidiendo esto con la temporada de resfríos y gripes propias de esta época. En la práctica esto se traducirá en un mayor tensionamiento político entre autoridades gubernamentales, docentes y administradores educativos, padres y madres de familia, estudiantes, sobre las prioridades de inversión y la toma de decisiones apropiadas al momento que vivimos.

Por si esto fuera poco para anticipar un año educativo complejo, está el tema de la vacunación de estudiantes. Un buen porcentaje de alumnos de doce años o mayores ya han recibido su primera o segunda dosis, y las autoridades de salud están preparando nuevas directrices para iniciar en el 2022, o antes, una posible campaña de vacunación a partir de los cinco años. ¡Qué más podemos esperar para poder hablar de expectativas y temores del regreso a clases!

El camino que hemos recorrido en esta pandemia ha sido largo y de muchos sacrificios. Hemos aprendido, nos hemos adaptado, hemos dado y seguiremos dando la batalla con muchas ganas para nunca dejarnos vencer, y para lograrlo necesitamos seguir cultivando amistad alegre y fraterna.

Como latinoamericanos, como migrantes, necesitamos continuar fortaleciendo la solidaridad en nuestras comunidades. Los trabajadores de la salud, las y los voluntarios que se pusieron desde los momentos más difíciles de la pandemia en primera línea para llevar la campaña de vacunación a todos los lugares y a todas las personas, independientemente del estatus migratorio o cualquier otra barrera, son un ejemplo para saber encontrar fortaleza y optimismo en tiempos de incertidumbre.

Este nuevo regreso a la escuela, ya sea presencial o virtual, será siempre mejor aprovechado por los estudiantes en la medida que les brindemos apoyo y comprensión en  nuestros hogares y en la comunidad, practiquemos estos valores y actitudes en abundancia.

*Kelly Arévalo, Abogada en El Salvador, con maestría en Derecho Internacional de Empresas y Máster Ejecutivo en Big Data. Ex Cónsul General de El Salvador en Toronto. Fundadora de www.revistasersv.com

Artículo publicado en el El Centro Newspaper de Toronto, Canadá. 16 de Septiembre de 2021.

¿Es posible practicar un reset o un borrón y cuenta nueva?

Photo by Ashley Batz

Kelly Arévalo

Toronto, Canadá

La crisis generada por la pandemia del COVID-19 ha creado situaciones y realidades complejas, difíciles de enfrentar, las cuales hemos ido superando con muchos sacrificios, aprendizajes y adaptaciones.

Al inicio de la pandemia escuchamos a expertos en salud mundial decir que seguramente íbamos a enfrentar una segunda ola de contagios, esto lo aseguraban al revisar los antecedentes históricos de las grandes pandemias sufridas por la humanidad. Pocos se atrevieron a pronosticar, de manera pública, que íbamos a tener que enfrentar no solamente una segunda, sino una tercera y muy probablemente una cuarta ola, debido al rápido surgimiento y propagación de nuevas variantes del virus.

El impacto de la pandemia ha sacudido todos los ámbitos de nuestras sociedades, económico, social y político. Sin embargo, cómo en toda crisis, simultáneamente al dolor y sufrimiento que esta genera, también crea graves desequilibrios. Por un lado abre oportunidades pero también amplía desigualdades y golpea con mayor fuerza a poblaciones históricamente marginadas y excluidas.

Durante la pandemia las grandes empresas han aprovechado el uso del Big Data y de nuevas tecnologías para modificar sus cadenas de producción y venta, adaptándose rápidamente a los mercados en emergencia sanitaria y muchas de ellas han acumulado en poquísimo tiempo ganancias históricas.

A nivel individual o personal, ante los riesgos y la incertidumbre generada por la pandemia hemos tenido que aprender muchas cosas nuevas y adaptarnos de una manera acelerada, practicando diferentes rutinas y hábitos que van desde usar correctamente las mascarillas y practicar el distanciamiento social, hasta adaptarnos a estudiar o trabajar desde la casa, o hacerlo bajo estrictos protocolos de bioseguridad.

La vida nos cambió de golpe y cómo me dijo muy acertadamente una amiga hace unos meses “las cosas han cambiado y no podemos seguir haciéndolas de la misma manera”. 

Ante la incertidumbre provocada por la pandemia el reto que tenemos ahora es saber tomar las mejores decisiones que nos ayuden no solo a salir adelante de la crisis actual sino también que nos permitan poder desarrollarnos plenamente en los tiempos de post pandemia.

Este puede ser el tiempo oportuno para iniciar o diversificar un emprendimiento comercial, actualizar credenciales académicas, tomar un programa de formación técnica o profesional, aprender uso de nuevas herramientas tecnológicas, aprender otro idioma o mejorar el dominio del Inglés o Francés. 

Tomar buenas decisiones en tiempos de incertidumbre 

Este tiempo excepcional que estamos viviendo tiene que servirnos para replantearnos y ponernos nuevas metas en nuestras vidas.

Los temores y las presiones con las que hemos tenido que convivir durante todo este tiempo tienen que hacernos reflexionar sobre el presente y futuro, revisar y hacer cambios en nuestras actitudes y disposición ante los desafíos y oportunidades de la vida.

Las adaptaciones y aprendizaje al que hemos sido sometido de una forma acelerada durante la pandemia han desencadenado un torrente de creatividad, inventiva, resiliencia, individual y colectiva.

Es un tiempo oportuno para imaginarnos un nuevo comienzo después de la pandemia, y este es el momento preciso para construirlo día a día. 

No se trata de partir de cero o de un borrón y cuenta nueva como dice esa frase que ocupamos los latinos cuando queremos cerrar un capítulo luego de un evento fuerte o de malas experiencias en nuestras vidas.

Cuando hablamos  de “replantearnos” es tomar la decisión de aprender o hacer algo nuevo sobre la base de lo que hemos construido a lo largo de nuestras vidas.

No existe un “mejor momento” para asumir nuevos retos en la vida, sino es cuándo lo decidimos o cuándo las circunstancias nos obligan a hacerlo. Para muchos la pandemia no nos dejó opción, es como estar en un maratón, nos caemos, nos levantamos y seguimos.

Los eventos de gran impacto nos llevan a resetearnos, no comenzar a hacerlo puede afectar el bienestar emocional y limitar oportunidades de crecimiento personal.  

No importa la edad para iniciar estos cambios positivos para nuestras vidas. La neurociencia ha aportado mucha evidencia sobre plasticidad cerebral y de aprendizaje en todas las personas, esto nos permite una alta capacidad de adaptación a entornos cambiables, modificar hábitos, aprender nuevas cosas.

Podemos replantearnos cosas grandes o pequeñas.

En mi opinión lo más importante ahora es hacer los cambios necesarios para cuidar la salud y el bienestar emocional

Para planificar y poder tomar buenas decisiones en los retos que vamos a asumir, ya sean éstos en lo laboral, académico, emprendimiento personal, u otros, debemos buscar la palabra y el apoyo de amistades y familia, hay que perder el miedo a preguntar, a pedir una opinión. Evitemos tomar decisiones apresuradas, al final estamos hablando de una estrategia y de un plan de vida.

La clave está en aceptar y ser realista que los frutos no siempre son inmediatos, encontraremos piedras en el camino, muchas veces nos sentiremos inestables, desmotivados y sin ánimo,  pero aún con todo eso, mantengamos siempre el rumbo, trabajando con persistencia para alcanzar los objetivos de corto y largo plazo que nos hemos propuesto.

No hay una fórmula ideal para replantearnos o hacer cambios en nuestras vidas, cada persona debe evaluarse y reencontrarse. Lo importante es tomar la decisión de crecer, no perder de vista el camino y las metas que nos propongamos, estar conscientes de que necesitamos invertir tiempo y dedicación, ser constantes y contar con las herramientas adecuadas que nos permitan ser flexibles y optimistas ante las incertidumbres de la vida.

*Kelly Arévalo, Abogada en El Salvador, con maestría en Derecho Internacional de Empresas y Máster Ejecutivo en Big Data. Ex Cónsul General de El Salvador en Toronto. Fundadora de la Revista SerSV

Artículo publicado en el periódico El Centro News de Toronto, 15 de Abril  2021, Canadá.

¿Cómo será la amistad después de la pandemia?

Photo by DESIGNECOLOGIST

Kelly Arévalo

Toronto, Canadá

Las amistades son la familia que elegimos, es esa familia que vamos formando con el tiempo y los eventos de la vida.

Tradicionalmente los vínculos de amistad nacen y se desarrollan en espacios concretos como el trabajo, la escuela, la iglesia, el vecindario o los lugares de recreación. Muchas amistades también inician cuando existen hobbies o intereses en común como la música, el arte y el deporte. 

A pesar de ser tan variados e interminables los espacios para crear amistad, hasta ahora la mayoría de esas oportunidades comparten un detalle: suceden en persona, nacen de un contacto real.

Pero ¿Cómo afectará la pandemia esta manera tradicional de hacer nuevas amistades o de relacionarse con las que una persona ya tiene?  

Ciudades con gran diversidad cultural y población inmigrante como Toronto pueden verse afectadas en este aspecto. Las rutinas de precaución y los hábitos practicados por los habitantes de Toronto luego de vivir más de un año bajo distanciamiento físico, con sus comunidades llevando vida social virtual, familias y amistades manteniendo conversaciones usando redes sociales, todos portando cubreboca o mascarilla para salir de la burbuja de la casa a una realidad fragmentada por el cierre de establecimientos y los protocolos de bioseguridad, sin duda tendrán un impacto en las relaciones interpersonales y en el sano desarrollo de amistades después de la pandemia.

Académicos y centros de investigación ya están realizando estudios sobre este fenómeno pero todavía es muy prematuro para saber con certeza las implicaciones a largo plazo de la pandemia.

Y ¿Por qué preocuparnos por saber cómo la pandemia afectará las relaciones de amistad? simple y sencillamente porque la amistad es un aspecto fundamental para la vida de las personas, desde temprana edad.

Como resultado de la pandemia muchos niños de la provincia de Ontario han visto afectada su etapa normal para desarrollar amistades, especialmente por la interrupción de la escuela presencial y los centros de recreación. Durante varios meses el contacto con los compañeros de clase ha sido muy limitado y se han visto, sin poder conversar mucho entre ellos, en la pantalla de la escuela virtual

Estos niños de la pandemia se caracterizan por ser una generación que nació interactuando, de manera incremental, con las nuevas tecnologías de comunicación digital, tablets, celulares inteligentes, aplicaciones, redes inalámbricas.  Son niños y niñas que en poco tiempo han dejado una amplia huella y perfil digital, especialmente por las publicaciones de sus fotos e historias compartidas por sus padres en redes sociales. Aunque los niños poseen una alta capacidad de adaptación a los cambios socio culturales, muchos han visto afectado – durante la pandemia – su comportamiento, desarrollo comunicacional y habilidades sociales,  por la falta de contacto físico con su grupo, por no estar en persona en esos espacios en donde comienzan a conocer y a construir amistades fuera de la casa.

En mi experiencia, he podido ver como mi hijo de cinco años ha pasado días difíciles durante la pandemia. Estrés, aburrimiento, cambios de conducta, son algunos de los impactos emocionales y psicológicos que afectan a los niños y niñas durante la pandemia, y  los están experimentando en una etapa de sus vidas en la que tendrían que estar aprendiendo y practicando la amistad.

La pandemia ha afectado los vínculos de amistad en todos los grupos y edades, y aunque han aumentado en este último año las amistades virtuales y el uso de las redes sociales para establecer y fortalecer lazos de cercanía, no es un fenómeno nuevo, es un cambio que ya venía ocurriendo en nuestras comunidades desde antes de la pandemia.

Era bastante común en los tiempos de pre-pandemia ver familias en restaurantes compartiendo una misma mesa pero cada quien pegado a su celular manteniendo conversaciones independientes, es decir juntos físicamente pero distanciados completamente en ese momento de compartir en familia.

En los tiempos de pre-pandemia las redes sociales y las aplicaciones instaladas en los celulares comenzaron a cambiar drásticamente el desarrollo y la dinámica de las relaciones interpersonales. Por ejemplo, dos amigas podían estar conversando en persona pero simultáneamente cada una de ellas estaba participando en una o varias conversaciones paralelas a distancia.

Qué ironía que algo tan terrible como la pandemia del COVID vino a sacudirnos como personas y como sociedad para que hiciéramos una pausa y pudiéramos valorar cosas  tan importantes y esenciales en nuestras vidas como una buena conversación en persona, sin interrupción. 

La pandemia nos hizo reflexionar sobre lo valioso y cuánto necesitamos de la amistad verdadera en nuestras vidas.

Es por estas razones que cuando me han preguntado: ¿Cómo será la amistad después de la pandemia? Yo quiero imaginarme que será como siempre ha sido, con alegría, fuerza, comprensión, apoyo, confianza, lealtad y sinceridad. 

Estoy segura que cuando volvamos a la nueva normalidad, todos vamos a recordar las lecciones que nos enseñó la pandemia, entre ellas apreciar lo que siempre hemos tenido cerca, una buena amiga, un buen amigo, la familia, nuestras relaciones interpersonales significativas, y a saberlas vivir y disfrutar en su propio momento y espacio, sin interrupciones virtuales 😉

*Kelly Arévalo, Abogada en El Salvador, con maestría en Derecho Internacional de Empresas y Máster Ejecutivo en Big Data. Ex Cónsul General de El Salvador en Toronto.

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Artículo publicado en El Centro Newspaper, 19 de Febrero 2021, Toronto, Canadá.

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La participación de la familia en la escuela virtual

Kelly Arévalo | Toronto, Canadá.

En muchos de nuestros países de origen suena todavía fuerte aquel buen consejo de los abuelos de que la educación comienza en casa. Es una expresión que resulta ahora muy útil como punto de partida para adaptarnos mejor y poder ayudar de una manera más productiva a nuestros hijos que reciben sus clases en la casa desde la escuela virtual.

Durante la primera ola de la pandemia las autoridades de educación de Ontario ofrecieron dos opciones para continuar con el año escolar: remote learning y face-to-face learning.

En mi caso opté para mi hijo de kínder la escuela presencial, es decir, el formato face-to-face, que implicó seguir todas las medidas biosanitarias y los protocolos de distanciamiento social.

Fue una experiencia compleja, llena de incertidumbre y temores, que me hacía, igual que a muchos otros padres, preguntarme cada día si valía la pena tomar esos riesgos para dar la oportunidad a mi hijo de poder compartir, jugar con sus compañeritos y tener un poco de normalidad en su etapa infantil ante todas las dificultades y preocupaciones de vivir bajo la permanente amenaza del COVID-19.

Luego se nos vino encima la segunda ola de la pandemia, el confinamiento domiciliario y las medidas más drásticas impuestas por las autoridades de salud para contener y reducir los niveles de contagio en la comunidad. Iniciamos esta etapa con la frase Quédate en Casa y el lockdown. Las escuelas públicas cerraron y mandaron a todos los estudiantes a aprender desde la casa, en línea, a conectarse a la escuela virtual, una modalidad nueva para la mayoría, incluso para muchos maestros, y que demandaría una buena cuota de participación de la familia.

Para los estudiantes en grados superiores la educación en línea tiene desafíos y dinámicas muy particulares, he conocido algunas experiencias de aprendizaje que me han contado amigas con hijos adolescentes y me ha quedado claro que, igual con los alumnos de kínder, es fundamental el acompañamiento físico y emocional de la madre, del padre, de los cuidadores, de la familia.

Ese acompañamiento en la casa tiene que generar un ambiente de respetocomprensión y apoyo. También debe fomentar en los hijos la autoestima y la creatividad. Estos elementos contribuyen a disminuir en los estudiantes los niveles de estrés, aburrimiento y pesimismo que se pueden presentar por vivir en tiempos de pandemia.

La implementación obligatoria de la escuela virtual ha sido un proceso acelerado en el que todos estamos aprendiendo, y que también nos abre posibilidades que no tuvimos en los tiempos pre-pandemia de participar más activamente en la educación de nuestros hijos.

En pocas semanas de remote learning he tenido mayor comunicación con la profesora de kínder de mi hijo que la que tuve durante todo un año, también he tenido la dicha de estar presente y ayudarlo en sus clases, verlo interactuar en-línea con sus maestras y amigos.

Sabemos que la escuela virtual seguirá su propio desarrollo, no escaparemos a los recurrentes altos y bajos que nos produce, sin embargo, contamos todos con una poderosa fuerza interior de adaptación y resiliencia.

Ese acompañamiento en la casa tiene que generar un ambiente de respetocomprensión y apoyo. También debe fomentar en los hijos la autoestima y la creatividad.

La UNICEF, en un documento regional titulado el reto de la educación virtual, plantea que a pesar de las dificultades, los estudiantes están adquiriendo autonomía y responsabilidad en los logros de aprendizaje. “El tema digital es de rápido aprendizaje para los alumnos, esta modalidad de educación demuestra las potencialidades y la capacidad creativa de los estudiantes, algo que antes no habíamos visto”.

El viejo consejo de que la educación comienza en casa retoma ahora un mayor significado.

No dejemos pasar la oportunidad que ahora tenemos de establecer y mantener una buena comunicación con los maestros, hagámosles saber a los docentes no solo lo académico sino también lo relacionado con los sentimientos y las emociones que causa en los hogares la escuela virtual. Ellos pueden también indicarnos dónde encontrar recursos de apoyo y ayuda profesional si es necesario.

Felicito iniciativas comunitarias como la del FCJ Refugee Centre de Toronto, que ha comenzado a ofrecer apoyo a los estudiantes, en español, en tareas de matemáticas, clases de inglés y actividades recreativas para los pequeños. Pueden llamar para mayor información al teléfono 416 – 469 9754 (extensión 232).

Caminemos estos tiempos difíciles reconociendo que hay hogares que guardan luto y dolor por la pandemia, extendamos a esas familias nuestro aprecio y humanidad.

Cuidemos la salud emocional de nuestras hijas e hijos. Dediquemos tiempo de calidad a crear juntos espacios donde puedan expresarse, crear, conversar, leer, jugar en familia, dibujar, escribir, sentirnos bien.

Celebremos cada día con mucha pasión el regalo de la vida.

*Kelly Arévalo, Abogada en El Salvador, con maestría en Derecho Internacional de Empresas y Máster Ejecutivo en Big Data. Ex Cónsul General de El Salvador en Toronto.

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Artículo publicado en el periódico El Centro News, 5 de Febrero 2021, Toronto, Canadá.


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2021: Crecer en optimismo y esperanza.

EDITORIAL

Diciembre, 2020

Revista SerSV | Toronto, Canadá.

En cada hogar recibimos este nuevo año estirando nuestros ánimos para fortalecernos de optimismo y esperanza.

Las alegrías, los momentos difíciles, incertidumbres, el alejamiento social, el estrés, el agotamiento físico y espiritual, todo eso tan intenso que nos tocó vivir en el 2020 tenemos que transformarlo en fuerza y motivación para enfrentar y navegar exitosamente este nuevo año.

Como sucede con muchos de los buenos propósitos de año nuevo, los famosos new year’s resolutions, las metas que nos propongamos para este 2021 se pueden quedar solo en deseos si no les dedicamos el tiempo, las energías y la perseverancia necesaria para hacerlas realidad.

Todos esos objetivos y aspiraciones que nos propongamos para los próximos doce meses son válidos, ya sean estos materiales, de superación personal, espirituales, etc., sin embargo tenemos que preguntarnos, ¿Son todas esas metas alcanzables? ¿Cuáles son las más importantes para nuestras vidas? ¿Con qué recursos vamos a contar en este 2021 para poderlas cumplir?

Iniciar un emprendimiento, avanzar en los estudios, ahorrar, son excelentes resoluciones para el nuevo año, pero sin temor a equivocarnos podemos asegurar que luego de 10 meses viviendo bajo la amenaza y el impacto de la pandemia del COVID 19 lo que más deseamos para este 2021 es ¡salud!, es no contagiarse del virus, es que nuestros seres queridos estén bien.

Ahora bien, salud no es solamente la ausencia de enfermedad, salud incluye muchos otros aspectos como tener la tranquilidad de que no faltarán los alimentos y los recursos en el hogar, salud es sentir el gozo de ver a los hijos e hijas disfrutando de su escuela y esparcimiento, es poder compartir en familia, salud es también vivir con respeto y armonía en casa, es tener acceso a derechos fundamentales como el trabajo, servicios de salud de calidad, es tener un estatus migratorio estable, es resumen, como bien explica la Organización Mundial de la Salud, “es un estado de completo bienestar físico, mental y social”.

Para muchas familias salvadoreñas, latino – canadienses, especialmente para aquellas que tienen poco tiempo de haber llegado a estas tierras, irse acercando a esa plenitud de salud es un reto que exige poner toda la dedicación y el tiempo necesario.

La carga emocional de la separación familiar, la imposibilidad o los riesgos de viajar para visitar a seres queridos, la frustración de querer ayudar económicamente a nuestras familias y no tener los recursos para hacerlo, el contagio y sufrimiento por el COVID 19 de una amistad o un familiar, el aburrimiento por el encierro de las ciudades y las tensiones dentro del hogar causadas por los efectos de la pandemia, son situaciones difíciles que nos producen episodios de estrés, mal humor, depresión, insomnio, tristeza, o que nos llevan a tomar decisiones apresuradas que nos ponen en riesgo o atentan contra el bienestar de otros.

Ante este panorama con el que despedimos el 2020 y recibimos el nuevo año, ¿Podemos transformar los temores y la incertidumbre en optimismo y esperanza?, la respuesta es ¡Si Podemos!, y es la mejor decisión para aumentar las posibilidades de navegar exitosamente los mares agitados del 2021.

Decimos ¡Si Podemos! no como una frase superficial o como una receta timadora que te pide que la recites diez veces cada mañana y se te hará realidad, todo lo contrario, lo afirmamos con hechos, con datos científicos  y sobre todo con fe, y con las enseñanzas que la vida nos ha dado como sociedad a través de la historia.

El inicio de la vacunación contra el virus a los sectores y poblaciones en mayor riesgo es un hecho que aporta confianza en el sistema de salud de Canadá para enfrentar la pandemia.

Los programas de apoyo federal, provincial y municipal para oxigenar la economía del país también son hechos concretos que dan cierto nivel de tranquilidad.

Programas como la ayuda temporal y capacitaciones para trabajadores desempleados, los anuncios de refuerzo al Canada Child Benefit, y las promesas de agilizar los procesos migratorios de reunificación familiar, son también buenas noticias, que aunque se pueden y se deben mejorar, cumplen con su papel de llevar un respiro y alivio.

Las instituciones, el gobierno, ellos están haciendo la parte que les corresponde, pero y nosotros ¿Estamos haciendo en cada uno de nuestros hogares la parte que nos corresponde?

Esta interrogante la tenemos que responder con franqueza cada una de nosotras, cada uno de nosotros, no para auto engañarnos sino para iniciar los cambios necesarios y para tomar las mejores decisiones.

El 2021 no será un año normal, nos pondrá nuevos desafíos, nos volverá a probar nuestra determinación y fortaleza, sin embargo en estos largos meses del 2020 aprendimos mucho, nos adaptamos a nuevas situaciones laborales, educativas y sociales a una velocidad sin precedentes, resistimos y salimos adelante, aprendimos a sonreír en medio de la adversidad y el dolor, practicamos apoyarnos entre los más cercanos, además compartimos recetas, sembramos más plantas, vimos mas series y películas, bailamos y escuchamos más música a solas, conocimos mejor nuestras habitaciones y casas, aprendimos a usar mejor nuestros celulares y computadoras, descubrimos las cosas verdaderamente importantes para nuestras vidas, apreciamos nuevamente lo que significa familia y de lo que está hecho la amistad, fortalecimos la fe y las convicciones.

Todo eso y mucho más hicimos, y ahora en este 2021 nos toca hacerlo mejor, reflexionar y reinventar, nos toca atrevernos a brindar una mano amiga y solidaria a aquellos que pasan dificultad, dedicarle más tiempo a nuestros hijos e hijas, y si tenemos la bendición de tenerlos vivos, entregarles todo el cariño a nuestras abuelas y abuelos, así como a nuestras madres y padres, escuchar con empatía, romper la indiferencia, ahora nos toca crecer en ese bienestar físico, mental y social que nos merecemos como familia y como comunidad en esta nuestra casa Canadá, con optimismo y esperanza.

¡Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo!