
Photo by Domenico Loia
Kelly Arévalo
Toronto, Canadá
Muchas madres y padres permitimos durante la pandemia que nuestros hijos ampliaran sus horas en sus dispositivos móviles pero ahora enfrentamos una situación difícil de administrar.
Los impactos de la pandemia en nuestras vidas son múltiples y de largo plazo. Sin distinción de edad la pandemia impuso drásticos cambios en las relaciones familiares y sociales a las que estábamos acostumbrados.
Nos adaptamos en el 2020 a los nuevos protocolos de convivencia comunitaria y laboral, y como sociedad hicimos el estar frente a las pantallas la ruta de escape para el entretenimiento y la vida social virtual.
Ahora que en la provincia de Ontario y en Canadá es una realidad el inicio de la vacunación masiva para controlar los niveles de contagio del COVID-19, comienza a escucharse con más frecuencia la palabra post-pandemia.
Falta todavía un buen trecho que recorrer para llegar a ese punto tan esperado por todos, pero en la medida que nos acercamos a esa etapa de post-pandemia queda en evidencia la gravedad de la crisis económica y social a nivel global, así como los profundos cambios e implicaciones a nivel personal, familiar y comunitario causados por la pandemia.
En Canadá, así como en muchos otros países, salimos de la primera y segunda ola de la pandemia con una desmedida dependencia en la tecnología y con un alarmante aumento del tiempo en pantalla. ¿Podemos corregirlo?, ¿es dañino?, ¿Se puede sacar provecho de este fenómeno?
Como madre mi experiencia ha sido toda una batalla diaria tratando de regularle a mi hijo su tiempo expuesto a pantalla, sobre todo, televisión y tablet, especialmente durante el invierno, cuando muchas actividades extra-escolares estuvieron suspendidas por la pandemia, esto me llevó a ser menos estricta y permitirle pasar más tiempo con su tablet y ahora lo toma como lo normal.
Las niñas y niños han sido afectados física, emocional y psicológicamente por los largos periodos de confinamiento, ellos han usado toda su imaginación y virtudes propias de la infancia para tratar de mantener su espíritu alegre y optimista, navegando entre la escuela virtual y la presencial, observando atentamente como el mundo de los adultos enfrentaba las oleadas de incertidumbre, estrés, ansiedad y preocupaciones.
Por eso es importante informarse y leer sobre los efectos de la dependencia y adicción a los dispositivos móviles para ayudar a educar y guiar a nuestros hijos. Tenemos que ver como sacamos el mejor provecho de la tecnología y del tiempo en pantalla sin que sientan que estamos prohibiendo su uso.
Hay que tener claro los efectos negativos de los excesos: promueve estilos de vida sedentaria, aumenta el riesgo de obesidad, trastornos en el sueño, problemas de atención, ansiedad y depresión, entre otros.
También es importante no caer en el extremo de creer que todo el tiempo en pantalla es tiempo perdido. Hay muy buena información y una infinidad de contenidos digitales de mucha utilidad para niños, adolescentes y adultos.
Los adultos tenemos que aprender y enseñarles a los pequeños la importancia de mantener un equilibrio entre la vida virtual y la realidad física, al aire libre, y a estar siempre con la mente despierta para no convertirse en un consumidor pasivo de contenidos, aislado y controlado por los botones invisibles de la publicidad y el ocio, sino mantener pensamiento propio, creador, alegre, vinculado a la gente y a proyectos reales.
Nosotros como padres debemos dar el ejemplo, poner límites, hacer uso adecuado de la tecnología en el hogar, no anteponer ninguna pantalla a la atención de nuestros hijos, de esta forma cuando vayan creciendo el riesgo será menor de caer en tantas trampas que hay en el internet, tienen que saber distinguir lo bueno y lo malo de las redes digitales.
En la post – pandemia los pequeños se sentirán cada vez más atraídos por la tecnología, entonces hay que aprovechar ese interés para un uso educativo, fomentar su curiosidad, introducirlos a conceptos de ciencias y cultura general, complementando las actividades al aire libre.
Algunos consejos que nos pueden servir:
1. Cumplir reglas de seguridad y contenidos adecuados a la edad.
2. No compartir información personal en la red.
3. Activar control parental y hablar sobre qué hacer si encuentra contenido inapropiado (cerrar la página, no hacer click).
4. Descargar juegos educativos, libros, videos que ayuden a su aprendizaje.
5. Cuando tu hijo pregunta algo que no sabes como explicarlo, buscar juntos información sobre el tema.
6. Designar espacios libres de dispositivos móviles: la mesa cuando comemos, el automóvil (practicar más la conversación).
7. Tomar desde temprana edad cursos de programación.
8. Fomenta la creatividad haciendo fotos o videos de paisajes, temas de su interés, hacer historias.
9. Ver juntos sitios educativos, ejemplo para los pequeños TVOKids y CBCKids.
10. Hacer actividades lúdicas-educativas, dentro o fuera de la casa, que no impliquen estar conectados a un dispositivo.
11. Lleva control del número de horas que pasas pegado a un dispositivo.
La tecnología, las pantallas, son ahora parte de nuestras vidas, independientemente de la edad todos estamos metidos en esto y es importante aprender a utilizarlas correctamente, no dejarnos atrapar por una dependencia y adicción sin sentido, sino sacarles el mejor provecho para avanzar nuestras metas personales y colectivas.
*Kelly Arévalo, Abogada en El Salvador, con maestría en Derecho Internacional de Empresas y Máster Ejecutivo en Big Data. Ex Cónsul General de El Salvador en Toronto.
Artículo publicado en el periódico El Centro News, en su edición del 19 de Marzo 2021, Toronto, Canadá.
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